Acerca de
Quién soy
Mi nombre es Antonio Checa y estudié matemáticas e informática en la Universidad de Granada. Uno de mis hobbies favoritos en la carrera era hacer preguntas divertidas sobre el material que estudiaba, y ahora que no tengo clases ni compañeros a los que molestar, me he visto en la necesidad de empezar este blog que leeis.
¿De donde viene el nombre del blog?
Viene de una de las frases en un artículo de Douglas Hofstadter. Sí, el que escribió Gödel, Escher, Bach. Sí, tengo el libro. No, no me lo he leído todavía. El fragmento del que hablo pertenece a este extracto de Metamagical Themas, sobre la evolución de la cooperación. Trata sobre el dilema del prisionero y la tragedia de los bienes comunes, y algunas reflexiones personales del tema en relación al avance de las sociedades. En concreto:
I sometimes wonder whether there haven’t been many civilizations Out There, in our galaxy and beyond, that have already dealt with just types of gigantic social problems—Prisoner’s Dilemmas, Tragedies of Commons, and so forth. Most likely some would have survived, some would have perished. And it occurs to me that perhaps the ultimate difference in those societies may have been the survival of the meme that, in effect, asserts the logical, rational validity of cooperation in a one-shot Prisoner’s Dilemma. In a way, this would be the opposite thesis to Hardin’s. It would say that lack of conscience is self-eliminating, provided you wait long enough that natural selection can act at the level of entire societies.
Perhaps on some planets, Type I societies have evolved, while on others Type II societies have evolved. By definition, members of Type I societies believe in the rationality of lone, uncoerced, one-shot cooperation (when faced with members of Type I societies), whereas members of Type II societies reject the rationality of lone, uncoerced, one-shot cooperation, irrespective of who they are facing. (Notice the tricky circularity of the definition of Type I societies. Yet it is not a vacuous definition!) Both types of society find their respective answer to be obvious—they just happen to find opposite answers.
[…] My feeling is that the concept of superrationality is one whose truth will come to dominate among intelligent beings in the universe simply because its adherents will survive certain kinds of situation where its opponents will perish. Let’s wait a few spins of the galaxy and see. After all, healthy logic is whatever remains after evolution’s merciless pruning.
-Metamagical Themas, from Douglas Hofstadter
Esta cita viene también en el libro Dilema del prisionero de William Poundstone, en relación a las consecuencias de amenazas internacionales con bombas nucleares. La carrera armamentística se trata como un dilema del prisionero más donde las elecciones son construir más armas o no construirlas. Se argumenta que las naciones de una sociedad de tipo II como la nuestra no dudan en traicionarse y hacer lo que mejor le viene a cada una, y peor le viene a todo el mundo, que era crear armas cada vez más potentes en lugar de parar el proceso de construcción. Las sociedades de tipo I, las que han sido capaces de justificar la colaboración en el dilema del prisionero, son las que sobrevivirán a este tipo de problemas.
No suelo ser muy fanático de la filosofía detrás de conflictos, pero hay algo que considero especial en este extracto en particular. Quizás es la capacidad de síntesis sobre el problema de por qué debemos ayudarnos entre nosotros, aunque eso implique algunos sacrificios individuales. Para quien haya visto The Good Place, es una pregunta relacionada al “What we owe to each other”, aviso de spoilers de la segunda temporada en el link. Aunque tengamos razones de sobra para elegir, en el fondo no me importa que tengamos o no justificación racional para ser personas de tipo I. No hace falta que algo sea racional, definido como una maximización de utilidad en algún modelo, para que sea lo que queramos hacer.
Dicho todo esto y para responder a la pregunta original, en base a que me gusta definir mi modelo moral con este extracto, y en base a que el libro del Dilema del prisionero fue el primero relacionado con algo de matemáticas que leí, he visto conveniente que el nombre del blog fuera este. Al fin y al cabo, sigo aprendiendo matemáticas y sigo aprendiendo a cooperar en los dilemas cotidianos, así que “Un aprendiz de tipo I” me gusta bastante como definición.